Quatro candidatos...
Hace tres días vi el debate, hace dos días vi cómo repartían figuras de cartón con la silueta de los lentes y el
bigote de Quadri, ayer vi un periódico que en su primera plana tenía una imagen
del mismo candidato en pop-art, hoy decidí escribir de esto.
Las combis, los lentes, el
bigote, la camisa desfajada y el saco de pana dejaron de ser una imagen, se
casaron con el buen discurso de una persona bastante capaz en su campo, y se
convirtieron en un argumento, fue sorpresivo ver cómo creció Gabriel Quadri en
followers, likes y lo más importante, preferencias electorales.
No tener nada qué perder da una
flexibilidad mayor a la del resto de los candidatos, mayor incluso al
porcentaje de crecimiento obtenido después del debate. Representar una cuarta
opción con muy pocas posibilidades puede ser muy cómodo; puede también
“enriquecer el debate político y la vida pública”, convertirse en una opción
muy atractiva para los indecisos.
Desde que comenzaron las campañas
de los cuatro candidatos sólo he tenido la oportunidad de ver en persona a
Quadri, me dio la impresión de ser una persona inteligente, con propuestas muy
innovadoras, y consciente de que su partido no tiene la posibilidad de competir
con los otros tres monstruos.
Hay dos cosas que es importante
destacar: la capacidad profesional de Gabriel en su campo, y la descalificación
a los “políticos convencionales”.
En el área de ciencia y
tecnología es claro que el resto de los participantes en la contienda no tienen
nada que decirle a nuestro amigo bigotón, también es cierto que es necesario
impulsar este campo para lograr un mayor desarrollo en el país. Sin embargo al
ser cuestionado sobre temas de desarrollo social o seguridad (quizás los dos
problemas más grandes del país en este momento) sus propuestas se derriten.
El negarse a ser considerado un
político resulta un gravísimo error al estar contendiendo por la presidencia de
la república. El estar presente en un debate del Instituto Federal Electoral
con el resto de los candidatos implica estar dentro de un grupo político;
querer gobernar un país requiere de conocimientos amplios en esta disciplina;
el hecho de que el IFE haya descartado a más de cincuenta candidatos ciudadanos
a la presidencia (desde Clouthier hasta Juanito) significa que los cuatro
finalistas pertenecen a partidos políticos, como los de siempre.
Probablemente la consideración
más grande que habría que tener es qué tan lejos está el discurso político de
este compadre de los intereses de su partido, el PANAL, el cual es bien sabido
que obedece a intereses políticos de Elba Esther Gordillo.
Independientemente del derecho
universal de banda ancha, de las energías renovables, del alto a los subsidios
a la gasolina, de las comparaciones con países nórdicos y del resto de
propuestas deseables, está un candidato que no va sólo, que surgió
espontáneamente y fue catapultado por un partido que nunca gozará de
credibilidad por ir de la mano precisamente de la figura que ha ocasionado el
tropiezo de la educación en este país.
Es muy entendible que exista
desencanto hacia los otros tres, pero la cuarta opción seductora merece también
una crítica. El apoyo ciego después de un discurso televisado (por fin) es muy
parecido al que existe con los nuevos militantes seducidos por los partidos de
siempre; y es precisamente en este punto donde vale la pena cuestionarse qué
tan factible es que el PANAL cristalice sus propuestas, utilizando el mismo
argumento con el que Quadri arremetió contra “los políticos de siempre” y
creció más del 1000% en internet, el nuevo derecho humano de todos los
mexicanos.