Todos somos peatones en algún
momento del día. Si aceptamos la definición de la Real Academia de la Lengua
Española para la cual un peatón es una “persona que va a pie por una vía
pública” podremos identificarnos con esta categoría. Del autobús al pupitre,
del café mañanero al escritorio o del freno de mano al tenedor, todos caminamos
de manera cotidiana.
En estos desplazamientos existen
elementos físicos y simbólicos. Nos movemos pero también observamos, procesamos
información y dialogamos con el entorno. Caminar en un contexto urbano es
entonces una experiencia rica y compleja. Después de esta breve reflexión es
necesario preguntar: ¿Cómo caminamos los laguneros?
No es fácil desplazarse a pie en
la región ya que, al igual que en otros campos, las adversidades abundan. En un
día veraniego se pueden superar los 40°C y si a esto se le suma la falta de
árboles o construcciones que proyecten sombras es entendible que caminar parezca
incómodo y se busquen alternativas.
Además de las condiciones
climáticas, la infraestructura para los peatones se encuentra sumamente
deteriorada. Caminar por las banquetas laguneras es una aventura digna del parkour. Las aceras accidentadas se
convierten en micro cordilleras que dificultan el paso a los peatones y anulan
a las personas con capacidades diferentes; el paisaje urbano es violento con el
peatón.
También es necesario hacer
referencia a la cultura vial de nuestras ciudades. Los pocos pasos de zebra que
existen son invadidos por automóviles de manera constante, las banquetas se
convierten en estacionamientos y la falta de señalización obliga al peatón a
estar en alerta constante. El verde, el amarillo y el rojo son engañosos en
todo momento.
El pésimo estado del pavimento y
la cantidad absurda de baches son poca cosa comparados con el deterioro de los
espacios para peatones. Y una de las cosas que más deben de indignarnos es que
la balanza del gasto público se encuentre tan desequilibrada. El 86% del Presupuesto
de Egresos de la Federación destinado a movilidad en 2014 se aplicó a la
infraestructura vial. Se consiente mucho a los automovilistas y se descuida
demasiado a los peatones.
Todo lo anterior provoca que el
simple acto de caminar no sea algo sencillo de realizar en La Laguna. Las
condiciones climáticas no se pueden cambiar, estamos en medio de un desierto y
tenemos que aprender a convivir con él, pero los obstáculos simbólicos sí son
moldeables. El clasismo y la hiper comodidad contribuyen a que el espacio
público quede en desuso y los peatones queden fuera del discurso, pero la mejor
noticia es que todo esto es reversible.
De hecho en la región contamos
con casos de éxito bastante recientes. Uno de los medios de transporte que más
se ha posicionado en los últimos años es la bicicleta y la bicifilia no fue espontánea, si no que siempre ha ido acompañada de
grandes esfuerzos de la sociedad civil organizada. A pesar de que la bicicleta
siempre ha representado un medio de transporte práctico (ya sea con fines
recreativos, de transporte o de otros tipos) hasta hace poco el uso de la misma
se encontraba muy rezagado en nuestra región.
Pasamos de ser una zona
metropolitana en donde la bici era tachada como algo marginal a ser una región
en la que cada semana miles de ciclistas salen a las calles y el Ayuntamiento
se ve forzado a adoptar principios tan innovadores y necesarios como la Visión
Cero. A pesar de que aún falta muchísimo camino por recorrer, los distintos
grupos de ciclistas han participado de manera muy activa en la construcción de
ciudad y le han enseñado al resto de la ciudadanía que la calle es y debe de
ser de todos.
El ejemplo de estos grupos puede
ser de gran ayuda para los peatones. Se deben de fomentar políticas públicas
que beneficien a este segmento mayoritario y para esto debe de existir presión.
Se debe aumentar el volumen de los reclamos pacíficos y de las propuestas, ya
que tanto al gobierno como a la sociedad civil nos corresponde conciliar las diferencias
entre los distintos medios de transporte y replicar las buenas prácticas en la
cultura vial.
Pronto vienen el 2º Congreso
Internacional del Peatones, la edición de Moreleando de junio (en donde estará
presente Peatónito) y Biodiversa. En el próximo artículo
prometo exponer las propuestas que vayamos compartiendo en estos foros. Por lo
pronto nos invito a que todos nos pongamos en los zapatos del peatón.