miércoles, 27 de noviembre de 2013

Espejismo lagunero

Esta tierra de contrastes nos invita a reflexionar, se trata de un lugar en el que en poco tiempo pasó todo; desde las promesas truncas de progreso hasta el olvido y el deterioro del espacio.

Aquí conviven chimeneas oxidadas con palmeras exuberantes, ríos sin agua y desiertos fértiles. Torreón es polifacético, próspero y a la vez decadente, bipolar como sus estaciones del tiempo y su sentido del humor.

El paisaje amarillento y plano nos da una sensación de nostalgia, como si nos encontráramos en un lugar solitario cubierto de polvo por el desierto y por el olvido. Y sin embargo, si se pone atención y se mira con detalle, se descubre la vida escondida, que se aferra y se adapta a las condiciones más adversas. 

Nacen construcciones culturales, mitos, tradiciones jóvenes. El espacio árido se nutre de espejismos y la ciudad se levanta en medio de la nada, como un oasis grisáceo que resurge de ese polvo inerte.

Después de pasar un rato aquí cualquiera se dará cuenta de que la laguna no está seca.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Palomas cantonesas

Después de leer Malasuerte en Tijuana quedé convencido de que los restaurantes chinos de Mexicali sirven gato a la naranja. Hace unas semanas en Torreón se clausuró un local de comida china porque se comprobó que lo que debía de ser pollo era en verdad paloma.

Comer “ratas con alas” (estoy en contra del término) no suena rico ni higiénico. Sin embargo, preparadas con salsa agridulce y soya podrían haberle sabido bien a cualquiera.

Me puse a pensar en cómo habrían muerto estos animales. Dudo que se les haya aplicado la eutanasia, primero porque es ilegal y segundo porque para alcanzar paquetes de $50 se requiere de métodos rápidos y baratos.

Después de comentarlo con varios catadores de comida china llegamos a la conclusión de que, muy probablemente, las palomas fueron decapitadas o se les rompió el pescuezo.

¿Sería de mal gusto hacer una analogía entre la violencia en el norte y las decapitaciones de aves? ¿O entre la masacre de chinos en Torreón a principios del XX y esta venganza culinaria de hacernos ingerir paloma?

Irónico sí es: se exhibieron el ingenio de un restaurantero ahorrando en materias primas, la incompetencia de las autoridades al regular lo que se sirve en los comercios (no sabemos cuánto tiempo estuvimos tragando paloma) y la ingenuidad de nuestro paladar al no saber diferenciar entre aves cocinadas.

Hace unos días nos preguntábamos mi hermana y yo si a lo largo de nuestra vida habríamos comido carne humana disfrazada de tacos al pastor. Es difícil saber, lo que es casi un hecho es que ya probamos el perro y la paloma. 

martes, 29 de octubre de 2013

La región polivalente

La Ciudad de México es un lugar de contrastes cotidianos. Se trata de una de las urbes más concurridas y heterogéneas del mundo, por la cual han pasado 3 civilizaciones desde su fundación y que sin embargo, misteriosamente, cuenta con una vitalidad y un aire jovial admirables.

Se pueden encontrar ruinas prehispánicas a pocos metros de modernos rascacielos; grandes centros financieros junto a colonias con plazas y mercados que nos remiten a los pueblos más pequeños; la opulencia más despilfarradora y la miseria más indignante; todo esto hace del espacio urbano un campo interesante para vivir y para convivir.

Después de casi 6 años aquí puedo asumirme como un chilango feliz. Desde que llegué he sido testigo del rescate al espacio público en distintas zonas de la ciudad, la migración de muchas personas del norte ante el problema de inseguridad en sus regiones, el comienzo de operaciones de distintas líneas y medios de transporte, la construcción de segundos pisos, las manifestaciones por Reforma, algunos temblores destacables y muchos momentos cotidianos que te sacan una sonrisa o una mueca.

La ciudad de los palacios es también la ciudad de las marchas y al mismo tiempo la ciudad de las cantinas. Es polifacética, siempre se puede encontrar todo, lo bueno y lo malo, lo inclasificable. Las tendencias más bizarras encuentran un lugar aquí.    

Y es precisamente este exceso de estímulos el que me motiva a seguir viviendo en esta ciudad, la cartelera cultural es impresionante, con muy poco dinero se puede hacer mucho. He comprobado que se pueden poner en práctica muchas de las ideas de movilidad y ciudadanía con las que comulgo.

Si no quiero quedar atrapado en un atasco, tomo el transporte público, si el metro está a reventar, me entretengo con los vendedores o con los carteles publicitarios. Ya que llegue a mi destino podré seguir reflexionando y quizás escribir a cerca de las mafias de productos pirata o las pocas nociones de diseño en los carteles.

Lo mismo me ocurre en mis ratos de ocio, hace mucho tiempo que dejé de asistir a lugares por compromiso, teniendo tantas opciones soy capaz de elegir qué escuchar, qué ver y qué probar. Cada fin de semana es una aventura, de hecho las coincidencias más grandes de mi vida me han sucedido aquí, en una ciudad de más de 20 millones de habitantes. En varias ocasiones lo he dicho: El DF es un ranchote. Conserva cierta inocencia, algo provinciano que no se va.

Y para vivir en una ciudad medio ingenua nada mejor que conservar la capacidad de sorprenderse, de enamorarse de detalles y de aceptar la condición de inferioridad ante la urbe desastrosa que al final del día funciona.

La Ciudad de México me gana y yo me rindo sin oponer resistencia. Es más grande que yo, el lugar más grande en el que he estado y sin embargo me siento parte de ella, cómplice de esa masa amorfa, siempre indescifrable.  

martes, 6 de agosto de 2013

Impresiones tapatías

1:

La que alguna vez fue la capital del narco en México ahora luce tranquila y amigable. Es una ciudad contrastante y con mucha vida, cuenta con un centro histórico en el que conviven edificios coloniales, setenteros y dosmileros.

Las calles son transitadas por habitantes locales, autos y carretas para los turistas, por lo que es posible encontrar cacas de perros, palomas y caballos.

2:

Guadalajara es escandalosa. El melodrama mexicano encuentra su lugar en los trompetazos de mariachi, los festejos de las Chivas y la embriaguez provocada por el tequila.

3:

Chicharito Posadas Ocampo, Clemente Quintero Orozco, Chente Félix Gallardo.

viernes, 14 de junio de 2013

Pensamientos desérticos

1:

Mi ecosistema favorito es el desierto.

El paisaje es hipnótico, lineal pero diverso. Contrario a lo que muchos piensan, abunda la vida.

Tiene una onda lúdica, se burla de nosotros con sus espejismos y es capaz de pasar del verano más deshidratador al invierno más crudo en sólo 24 horas.

2:

Los últimos meses he tenido la oportunidad de pasar mucho tiempo en la carretera.

Del valle de México a la Sierra de Zongolica; de la Huasteca a la Mixteca; de comunidad indígena a megalópolis. Mesoamérica se exhibe: verde, colorida, exuberante.

Hoy, llegando al norte, me quedé mirando por la ventana más de dos horas, enamorado. Ya necesitaba mi dosis de desierto.  


martes, 22 de enero de 2013

La Laguna: la zona más violenta de México


Hace un par de años, cuando Ciudad Juárez aparecía en las portadas internacionales como la ciudad más insegura del mundo, me preguntaba cómo sería vivir en una región así.

¿Cómo era posible llegar a tal descomposición social? ¿Dónde estaban las instituciones? ¿Qué pasaba con las universidades? ¿Por qué había gente que se empeñaba en vivir ahí?

Hoy, tristemente, encuentro todas esas respuestas en mi propia ciudad.

Después de algunas semanas de inactividad (hace dos meses se publicó Muertorreón y necesitaba un break) me sentí obligado a dar mi punto de vista sobre este nada agradable primer lugar nacional. Intentaré resumir algunos puntos por los que considero que llegamos a estos niveles de violencia en La Laguna, tomando en cuenta quién gobierna la región, quién pelea por la plaza y cómo la geografía juega un papel importante.

Para muchos la importancia económica de la región y su ubicación estratégica representan explicaciones para esta disputa. Sí y no.

Si bien se trata de una de las zonas metropolitanas más grandes de México (la novena según el INEGI), existen urbes de mayor tamaño e importancia económica en el norte del país que actualmente cuentan con tasas de homicidios más bajas, como los casos de Monterrey o Tijuana. El tamaño, por sí mismo, no es una variable que determine la violencia.

La ubicación geográfica sí juega un rol crucial, aunque existen plazas con una importancia estratégica mayor. A pesar de que el consumo doméstico ha aumentado exponencialmente y con éste el narcomenudeo ha ganado terreno, el gran negocio sigue siendo el mercado estadounidense. Lugares como Ciudad Juárez, Reynosa, Nuevo Laredo o Matamoros pueden ser más tentadores que La Laguna.

Entonces, si no se puede explicar la complejidad del problema con estas simples hipótesis, hay que analizar a los principales actores y sobre todo poner atención a los problemas estructurales y sistemáticos. Quizás el más importante es que se trata de una zona metropolitana en la que convergen dos estados.

Quince municipios, pero sobre todo dos estados significan legislaciones diferentes, con tiempos electorales que difieren, partidos e intereses que buscan cosas distintas y un número absurdo de corporaciones policiales que impiden acciones unilaterales. Existe un problema generalizado para toda una región, pero dos formas distintas de abordarlo desde el Estado, poca vinculación y un abandono palpable desde las capitales de Coahuila y Durango.

El Río Nazas no sólo delimita una frontera política, también sirve como una línea entre cárteles. Aquí se vuelve a hacer presente nuestra mala suerte, ya que de un lado se encuentra el cartel más grande y poderoso del país (Sinaloa) y del otro el más sanguinario (Los Zetas).

En otras regiones las plazas son disputadas por otras organizaciones, que operan de forma distinta y donde generalmente hay un grupo dominante. Aquí hay un empate macabro, todo el tiempo se intenta superar lo que hizo el bando rival de formas cada vez más sanguinarias.

Finalmente, creo que es importante dejar claro que a pesar de haber cometido muchos errores como sociedad, tampoco destacamos por cagarla más que el resto. La Laguna, per se, no es más corrupta que otras zonas metropolitanas (a pesar de todo lo que se puede escarbar en Coahuila). Tuvimos una pésima suerte geográfica, que nos dejó atrapados entre dos estados, bailando con los dos cárteles más violentos del país.

P.D. Mantengo mi opinión sobre la estupidez que significó empezar (y seguir) haciendo así las cosas. Siempre criticaré esta estrategia deforme e inepta.