Hace unos días demolieron “La Japonesa” uno de los comercios
con más tradición del centro de Torreón. Después de conocer la noticia me
agüité para después cuestionarme, ¿por qué nos entristece el derrumbamiento de
una tienda?
La historia de Torreón está muy ligada al comercio, desde
sus inicios los mercados y el intercambio de productos jugaron un papel muy
importante en la construcción de la ciudad. Los modernos edificios y las calles
anchas tapizadas de palmeras fueron cambiándole la cara a uno de los centros
históricos más interesantes y polifacéticos del norte.
La contradicción de estilos arquitectónicos nos remite al mestizaje
cultural de la región, en el primer cuadro conviven indicios de art-nouveau, construcciones
art-déco, destellos moriscos y edificios agringados. El tiempo pasó rápido en
una de las regiones más jóvenes del país, lejos de contar con un paisaje
homogéneo y ordenado, nos encontramos con formas
irreconciliables que extrañamente cuajan.
Este espacio fue habitado, amado y agredido durante poco más
de un siglo. Podríamos coser un hilo algodonesco desde la llegada del
ferrocarril hasta nuestros días, pasando por el crecimiento vertiginoso y la
decadencia. Una de las pocas constantes en esta historia enredada es precisamente
la presencia del comercio en el primer cuadro, por eso el centro no murió y por
eso, espero, pronto se levante.
¿Cuál es el peligro de demoler lo que nos queda? Que en esos
espacios se forjó el pasado joven y el sentido histórico es una de las pocas
cosas que nos pueden ayudar a fortalecer
nuestra identidad. No es un edificio menos, es patrimonio reducido a escombros.
No es una tienda, es “La Japonesa” en el centro de Torreón. Es, irónicamente,
un espacio que le dio muchas alegrías a la infancia de una región que aún es
una niña.
P.D.
Si salvaguardamos el patrimonio histórico podemos compartir
una cultura visual que se irá enriqueciendo y con suerte, se transmitirá a las
siguientes generaciones. Podemos tener un proceso de generación y
fortalecimiento de identidad, podemos querer más a La Laguna.